Fosforito

 

 


    

        Soy Fosforito. Acá nomás nací, aca crecí. Siempre rodeado de estos cerros, siempre andando por estas vegas, por estos mallines, trepando por esos pedreros.

        Mi tiempo de total libertad fue corto, como matita de coirón mordisqueado.  Enseguida nomás tuve que principiar a aprender a no cosquillarme, aguantar que me soben el lomo, que me manoseen las verijas... ¡y un bun día sostener un cristiano encima!

        Me cambiaron la libertad por estas rutinas hoy tan mías, que soporto y extraño cuando faltan.

        Con el Blanquito somo uno.  Bah, eso dice él.  Siempre me busca para ir a rodear el piño, para ir a visitar al Erasmo, allá en el bajo.  También vamos a buscar la harina, y los vicios al boliche del Piojo.  Allí me quedo esperando horas, a veces todo el día y toda la noche, hasta que el Blanquito se pone sano y bueno, y en cuanto se me acomoda encima lo voy llevando despacito para el rancho.  

        Claro que más de una vez la harina se desparramó, los vicios se volcaron... Hay que ver los gritos que pega la Delicia al vernos llegar, y alguna vez hasta nos surtió unos buenos guascazos en el lomo a los dos. ¡Pero el que chupa es él! 

        Para qué contar de los inviernos tan friolidos, tan helosos... Días, semanas, meses de frío y hambre, hociqueando en la nieve para encontrar un poquito así de pasto.  ¿Fardo? ¿Avena? Qué, de adonde, si hasta ellos se cagan de hambre, sólo yerbeado con azúcar -y ni eso a veces- para engañar las tripas.

        Pero todo pasa. Cuando los fríos amainan,  y el sol empieza a entibiar el lomo y las orejas, empiezo a disfutar los buenos tiempos que se acercan.  Las risas de los coltros, que desde la tusa hasta la cola me cubren el lomo, ida y vuelta hacia la escuela: La Marta, la Ana, el Enrique, el Federico, el José, y parece que a la vuelta del año entra el Jonás también.

        Claro que hay cosas que lo turban a uno, y hasta esas minúsculas hebritas de amor propio que uno tiene se le desparraman.  Recuerdo que ya de lejos lo vi venir y me dije este pueblero no tiene ni idea.  Me rodeó mirándome asustado, mal disimulando su desconcierto.  Luego de varios torpes intentos lo tuve arriba.  Qué montura, ni estribo, ni rienda ni freno... Todo lo ignoraba este tipo. Enseguida nomás me resabié de tenerlo encima, y el me demostraba su fastidio a puro lonjazo!

        Estuvo descomedido el Blanquito esa vez.  Es que el maestro nuevo -pueblero hablador al fin y al cabo- lo convenció para que yo lo lleve a visitar las otras casas, avisando que el lunes empezaban las clases.

          Y a la vuelta, cuando el maestro le contó, el Blanquito se fastidió conmigo.  Pero yo lo conozco, y sé que para sus adentros se reía, y me entendía.

        Es que tanto clavarme las espuelas de puro vicio, tanto rebencazo, tanto insulto... ¿Cómo no lo iba a voltear cuando estábamos cruzando el arroyo?




(Ilustración de Florencio Molina Campos)

         

         

Comentarios

  1. Fosforito me subyugó desde la primera vez que lo leí .Esta nueva re-lectura confirma mi cariño por el relato que logró convocar a mis recuerdos sobre las primeras andanzas /desandanzas a caballo cuando llegue hace añares allá por el 78 a la escuela de Los Repollos, y de cómo se reía a costa mía Eva , una vecina y madre de varios de los pibes que tenía como estudiantes en esos años . Ella fue la que me enseñó a mantenerme lo mejor posible en una de sus yeguas : solía acompañarme en las recorridas casa por casa. GRACIAS Daniel por haber escrito "Fosforito"!

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    1. Un texto nutrido por nuestros más entrañables recuerdos de la experiencia vital de trabajar en una escuela rural. Gracias, Nora!

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  2. Muy bueno Daniel👏👏 me gustaria contar ese relato si permitis

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  3. Hermoso relato cuántos recuerdos felicitaciones

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  4. Me gusta el cuento Fosforito!!

    Es de mucho recuerdo sin ser pretenciosamente nostálgico.

    Se detiene largamente en los personajes que aparecen, sin caer en las complacencias y blanduras del costumbrismo.

    Y abunda en ternura sin caer en ñoñerías.


    Voy a continuar leyendo el blog, descubriendo al escritor.

    👏👏👏💪✊

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  5. Gracias, Griselda, por tu detallada y generosa valoración!

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