Cartel
Con manos inexpertas pero decididas dibujó y pintó las letras, lo armó, lo barnizó y fijó esas dos tablas de álamo a los postes que las sostendrían.
Para su colocación al costado del camino contó con la colaboración y acompañamiento de Juanita, por esos días empezando su aventura escolar.
Luego de colocados los dos postes en sus hoyos, apisonada convenientemente la tierra y comprobada su firmeza, se alejó unos pasos seguido por la niña.
Así, desde unos cuantos metros, leyó en voz alta: Escuela Primaria N° 236, en la tabla de arriba; Paraje Pichi Neuquén, Dpto Minas, en la tabla de abajo.
-Y, Juanita, ¿qué te parece? largó, buscando complicidad para su orgullo recién inaugurado.
-Pal que sabe leer está güeno, maestro.
***
Seguido por la Juanita el maestro vuelve pensativo hacia la escuela, escuela en un paraje lejano casi sin camino, que ningún forastero visita, y donde todos los pobladores -cálidos, generosos, sabios e iletrados- saben desde siempre que esa casilla de madera, solitaria en la pampita polvorienta, es la escuela aunque ningún cartel la nombrara hasta ahora.
(Foto intervenida, tomada de internet.)
ResponderEliminarLogró su cometido, Daniel, el texto breve. Me erizó la piel.
ResponderEliminarBellísimo Daniel, emocionante en su simpleza
ResponderEliminarTan simple y tan profundo su texto Daniel...como los paisajes del lugar. Muchas gracias!!!
ResponderEliminarMuchas gracias!
EliminarMuuuy bello! Adentrador....
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