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Presentándonos

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                 El placer y la inquietud de escribir descubiertos quizás un poco tarde, gracias al estímulo de talleres de escritura creativa, una incierta constancia frente a la hoja de papel o la pantalla de la computadora, más un guiño oportuno de la inspiración en los momentos críticos, me permitieron lograr estos modestos escritos que ahora, con pretensiosa vanidad, buscan lectores complacientes. ¡No se dejen engañar! Valorenlos sin indulgencia, pero sin animosidad...                                                                                 

¿Es verdad que vuelve el malón huinca?...

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  ¿Es verdad que vuelve el malón huinca? ¿Es verdad que ahora nos van a matar a todos?   La noche de la Juana transcurrió atormentada y convulsa. Las escenas grabadas en su mente, escuchadas desde la niñez junto al fogón reverberaban entre sueños, atizadas por las noticias escuchadas en la radio en palabras entrecortadas por la fritura radial, confusas, amenazantes. Ella encabeza una de las familias más pobres y marginadas de una comunidad pobre y marginada como lo es Ruca Choroi por esos años.   Pobreza extrema, falta de trabajo, poquísimos animales con que proveerse, muy limitado manejo del castellano, -aunque seguramente un rico dominio de su lengua materna- y un espíritu habitado en coexistencia inarmónica por huekufes, peuchenes, dueños del agua, chonchones, kalkus.   Cuántas veces hubo de encomendarse a unos,   eludir a otros.        Confusamente intuye que protectores o amenazantes, estos seres son parte de su mundo, ...

Los monstruos que nos habitan

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      Dícese de los fenómenos las aberraciones los desvaríos los fantasmas que instalados agazapados  asomados a nosotros mismos en soledad cada uno o incluso en comunidad perversa ahí están acechando pellizcando molestando el sereno devenir del día a día chistándonos por la noche incomodando el sueño instándonos provocativos a que dialoguemos con ellos les preguntemos los indaguemos les requiramos chicos qué hacen ahí fuera de una vez quién les dio permiso y así muy orondos habitan y circulan por los espacios del alma del ánimo agrian el humor congelan una sonrisa o todas y así pasando pasando el tiempo dejamos de verlos sólo las tripas las tripas sí pero quien las escucha.      Y de los otros qué decimos de los otros no de éstos discretos ocultos sino los que enseñorean los bancos las bancas las sillas los sillones de Rivadavia o de quien sea que esparcen gas pimienta tan caro como una jubilación mínima, el dólar acovachan la comida vociferan po...

Agradecimiento y pedido

                                 Agradezco profundamente a todos y todas quienes se acercan a este blog                           y se asoman a mis escrituras.  Especialmente agradezco a quienes dejan un                                    comentario, una opinión.                            Para que esos mensajes no queden como provenientes de "Anónimo", les                           pido que  pongan su nombre, o su contacto.                          ¡Grac...

La vida emboscada

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      Prospera el maizal y su cintura verde estruja el patio de juegos la verja y el portón. Las risas el mástil las tizas la hamaca los dibujos el horno de barro y la campana  ya lo saben y lo gritan: Una neblina avariciosa y ruin está emboscando la vida. A Ana Zabaloy, maestra fumigada.  

"No sabe de qué color ser"

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          No sabe de qué color ser, está viva, la laguna es un animal [1]  Hundida al fondo de promontorios y peñascos, olvidada de huellas y senderos, ella es.  Se supone que colosos de hielo contemporáneos de lejanos milenios ahondaron el suelo justo aquí, milímetro a milímetro, siglo tras siglo para concavar el espacio que hoy le permite ser.  Los que llegaron último la nombraron “la verde” por la obviedad de su apariencia un día equis.  Seres anteriores le habrán asignado alguna palabra justa, capaz de distinguirla entre otras.  Si ahora es “la verde” por el capricho nombrador de algunos, ¿qué habrá sido antes?   ¿Palabras extrañas de lenguas desaparecidas la habrán nombrado por su reflejo plomizo en días de borrasca, o por su reverbero de nieve, ateridos de invierno?  Quizás no la apariencia, sino la esencia de su carácter acuático definió su nombre.   ¿Con qué palabras otros seres que ya fueron habrán d...

El perrito del artesano

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              I                                           (Ilustración tomada de internet)     El paso de los días y de las semanas fue anudándolo a sus piernas, a sus pantalones sucios y ahumados.   Se acostumbró a la concavidad de su mano pivoteando amorosa sobre su testuz. Qué placer en los días   de feria deambular de puesto en puesto, cruzar y cruzar hasta la vereda de enfrente   ignorando semáforos, esquivando vehículos raudos para rozar esa naricita que asomaba tras la verja.   Escenas amigables de una vida callejera, sabiendo que él siempre estará allí, sus borcegos descascarados, el zumbido de la maquinita en sus dedos manchados de tinta, sus charlas con esos amigos de vincha. Semanas después, mientras el invierno se demoraba en la estepa el asfalto carcomió sus pasos, el humo de los neumáticos tiñó ...